Una Reunión Especial de la Liga de La Leche en Línea

Por Clara F. Zapata Tarrés – Saltillo, Coahuila, Mexico


Después de vagar un poco por mi Instagram me topé con su nombre y la publicación decía: Reunión “Workshop con Naomi Stadlen: Lo que aprenden las madres a través de la lactancia”. Tuve la enorme curiosidad (como siempre se tiene de alguien que admiras y nunca has escuchado, solo leído) de escucharla de viva voz. Y me inscribí, pensando que ella iba a soltarse a describir lo que nos ha enseñado a través de sus textos. ¡Vaya sorpresa que me llevé!

El día de la reunión 

Las pantallitas de Zoom comenzaron a llenarse. No fuimos muchas, unas 15 personas. Dieron la bienvenida y, de pronto, ella suelta unas suaves y potentes palabras afirmando que las que tenemos que construir estas dos horas seremos nosotras. Estábamos en un grupo de apoyo guiadas por ella. ¡Y ahí, en ese momento, comenzó lo bueno! ¡Qué privilegio!
Trataré de parafrasear un poco cada una de sus palabras, que llegaron hasta el más profundo cajón de emociones de mi corazón y mi alma.

Naomi dijo en su inglés británico algo como: Voy a hablar de lo que aprendemos amamantando. Y te voy a preguntar: ¿Qué te conecta con tu bebé? Su olor, su piel, el escuchar sus diferentes estados de ánimo a través de sus ruiditos, a través del gusto, aprendiendo quizás a probar a qué saben, chupando una parte de su piel… ¿A qué podrías decir que huele? ¿Qué sientes en ese contacto tan cercano? ¿Qué siente tu piel, tu corazón?

Después de este detonador de grandes emociones, que parten del viaje a lo más íntimo, del instinto diría yo, de conectar con nuestra parte más animal y mamífera, Naomi nos dió la palabra.

La maternidad como forma de aprender

Las presentes comenzamos a nombrar y logramos profundizar. Lo que fuimos revelando juntas en el diálogo: aprendemos de ella/él, pero también de nosotras mismas. Aprendemos de nuestros propios cuerpos y nuestras evocaciones. Aprendemos de nuestra historia y nos situamos incluso en las preguntas acerca de cuando fuimos recién nacidas y cómo habrá sido esa relación con nuestra propia madre.

Aprendemos también de las personas que están a nuestro alrededor, porque cuando somos madres tenemos esa parte muy despierta: cualquier gesto, mueca, sonrisa de lado, la percibimos y nos hace sentir. Aprendemos mirando a otras amamantar, por supuesto. Y nuestras hijas e hijos aprenden también de esta manera.

Así, la confianza en nosotras se va construyendo, aprendiendo, des-aprendiendo, re-construyendo. El comienzo de la maternidad, pero también los meses o años después del nacimiento, se vuelven un periodo de constante conocimiento. Es una etapa muy vulnerable, un parteaguas.

¿Qué nos ayuda a confiar entonces?

Naomi recalca que es muy bueno preguntarse cosas. Es muy bueno saber que estás aprendiendo, que no eres perfecta. Al comienzo de la maternidad, confiar en una misma puede ser retador y laborioso, pero lo vamos haciendo paso a paso.

Bajar el ritmo en todo lo que hacemos. Pausar sin necesidad de escuchar las voces interiores o exteriores que interrumpen e irrumpen. Leer, preguntar y, finalmente, descubrir que eres diferente a todas las demás madres, que eres tú, tan única y especial. Esto no significa que será fácil. Es difícil, en realidad. Es difícil dejar de escuchar las voces de alrededor, es difícil sentirse sola en esa circunstancia.

Pero, si miramos a nuestro bebé y observamos de verdad cómo es, cómo ha crecido, las emociones de su cara cuando está mamando o cuando nos regala la primera sonrisa llena de leche o simplemente cuando nos mira con cara de pregunta, con un guiño, con la ceja fruncida…

La bebé de Clara, amamantando y
mirando a su madre con ojos amorosos

¡Qué maravilloso es nuestro bebé!

Entonces, justo ahí, Naomi pregunta: ¿Alguien quiere hablar sobre lo maravilloso que es su bebé, sobre esa persona que tiene a su lado?

Aunque sean bebés de días, semanas o meses podemos ya vislumbrar algunas características y tratar de escarbar, describiéndolos. A veces son tan distintos a nosotras o a nuestra familia. ¡Son tan únicos! Por ejemplo, si somos más bien poco emocionales, de pronto nos sorprenden con un cariño exagerado (para nosotras); o, al contrario, son más fríos y nosotros los besamos a cada oportunidad encontrando algún gesto de desagrado. Éramos uno mismo, un mismo cuerpo, y nos intercepta la sorpresa. Poco a poco vamos siendo dos. Dos.

Poco a poco, ese ser que estuvo dentro de nosotros, va adquiriendo su propia personalidad, se va volviendo otra persona. Y esto lo vamos descubriendo y percibiendo a detalle porque estamos muy cerca, cuerpo a cuerpo. Con los años, se cimenta una especie de telepatía que nos acoge y nuestra historia se vuelve fascinante, con varios recovecos por explorar. Nos conectamos con todos nuestros sentidos y necesitamos abrirlos para saber qué son y qué nos hacen sentir. Nos conmueve.

Luego de la reunión, una conciencia renovada

Por eso, bajar el ritmo es perfecto para ello. En ocasiones nos sentimos obligadas por nuestros bebés a parar. ¿Lo has sentido? Ellos nos recuerdan que no es necesario estar en movimiento todo el tiempo (trabajar, salir, leer, mirar el celular, lavar, cocinar, trabajar…). ¿Ir al ritmo de mi bebé? ¿Será posible? Puede ser a veces frustrante, porque la vida es demasiado rápida. Pero puede ser también placentero y muy satisfactorio, porque estás en el momento exacto, viviendo. Parar entonces. Dejar esa parte tan racional que tenemos, descansar un poco y dejarse llevar por ese otro tiempo. Fluir, como vulgarmente se ha recitado.

Todos los sentidos, los intervalos quizás a destiempo, las sonrisas y el reconocimiento de las emociones nos harán enamorarnos y re-enamorarnos constantemente de nuestro bebé, de la vida y de nosotras mismas. Confiemos en todo ello, confiemos desde dentro intentando dejar que el corazón sea el guía, con todo lo que ello implica.

Naomi nos condujo por un camino complejo, no hay duda. Es necesario trasladarse y percatarse de cada momento para poder aflorar la confianza y aprender amamantando. Escuchando, escuchando, haciendo las preguntas en el momento preciso, logra que realmente sí confiemos en este bello sendero. Estemos en México o en Inglaterra, al final, nos parecemos bastante. Podemos entonces, tendernos la mano para aprender, amamantando. Gracias Naomi y gracias a esos relatos cotidianos de las otras madres.

 

Clara ha sido Líder de la Liga de La Leche desde 2016 y tiene dos hijas: Rebeca, de 12 años, y María José, de 10. Su compañero, Joel, siempre ha apoyado su camino en la lactancia con mucho amor. Clara es antropóloga. Es mexicana y tiene raíces chilenas. Vive con su familia al norte de México.