Papá: “¡Por favor alimenta al bebé!”

Teandra Knapp, Maricopa County, Gilbert, Arizona, USA
Traducido por Silvia Vidaorreta, San José, Costa Rica
FotoJanae Marie & Mira Beya

Nuestro precioso hijo nació vía cesárea, tras la cual mi esposo fue con él mientras lo bañaban y pesaban, durante mi estadía en recuperación. Recuerdo estar mirando fijamente el reloj cuando todo lo que quería era estar con mi bebé. El sonido del reloj tenía mi mente ocupada cuando el tiempo mismo parecía estar detenido.

Una hora más tarde, me llevaron a la habitación contigua donde me reuní con mi esposo y nuestro nuevo bebé. Tan pronto como la cama se detuvo, mi esposo rápidamente me dio a nuestro hijo. Sin ningún titubeo, nuestro bebé se giró inmediatamente hacia mi pecho y empezó a mover su boca con movimientos de succión. Mi esposo describió cómo nuestro pequeñito había estado haciendo esto todo el tiempo que estuve en recuperación. Y me urgió: “Dale de comer al bebé, mamá. Tiene hambre”.

Rápidamente coloqué a nuestro tesorito en mi pecho y él empezó a mamar. Apenas con una hora de nacido, instintivamente, él supo cómo mamar.

El apoyo es crucial.

Este era nuestro séptimo hijo y a pesar de eso de ninguna manera nos llamaríamos a nosotros mismos unos expertos, aunque teníamos varias repeticiones en nuestro haber. Queríamos a mi hijo en mi pecho tan pronto como fuera posible después de su nacimiento. Durante la cesárea, una de las enfermeras mencionó separarme de mi bebé durante varias horas para permitirme descansar. Una enfermera mencionó darle al bebé agua azucarada hasta que yo me sintiera lista para darle de mamar. Al unísono, mi esposo y yo dijimos “¡No!” No queríamos que lo alimentaran con ningún tipo de biberón. “Este bebé va a ser amamantado”.

Sin el apoyo proactivo de mi esposo no creo que yo hubiera triunfado. Él, sin embargo, les dirá lo contrario. El dirá “Tú estás hecha para amamantar”. Una cosa es cierta, hacemos un gran equipo. Frecuentemente, alrededor de cada dos horas durante las primeras dos semanas, papá le cambiaba el pañal a nuestro hijo y luego ayudaba a posicionarlo sobre mí para comer. Siempre se aseguraba que tuviera una bebida fría mientras amamantaba y era maravilloso trayéndome un bocadillo saludable o una comida ligera. Se levantaba conmigo durante las tomas nocturnas para ayudarme a acomodarme confortablemente y de nuevo traerme algo de tomar para mantenerme hidratada.

La comodidad es una necesidad para la duración de la lactancia. Una almohada ayudaba en los primeros días, pero era capaz de dar de mamar virtualmente en cualquier lugar confortable, y tenía un cobertor de lactancia para usar mientras caminaba fuera de casa.

No puedo enfatizar más el importante papel del esposo. El apoyo de una pareja es fundamental para la mamá y el éxito de la lactancia del bebé. Un papá instintivamente quiere incentivar y ayudar, pero posiblemente algunas veces no sabe cómo hacerlo. De una madre que amamantó a cuatro de sus hijos, estos son mis consejos para papá.

Papá:
  • Es tu responsabilidad asegurarte que el bebé mame cuanto antes posible. Un baño puede esperar. Ayúdale a mamá a amamantar al bebé.
  • No aceptes biberones de las enfermeras tan deseosas de dárselo o de la abuela que quiere arrullar a tu tesorito. Ayúdale a mamá a amamantar al bebé.
  • Si mamá tuvo una cesárea, solicita que ella intente amamantar en recuperación, ¿por qué no? Ayúdale a mamá a amamantar al bebé.
  • Cámbiale el pañal a tu bebé antes de la toma y ayuda a posicionarlo sobre mamá para comer. Ayúdale a mamá a amamantar al bebé.
  • Ten lista una bebida fría para mamá, un jugo está bien. También un bocadillo o refrigerio. Pregúntale qué le gustaría comer. Ayúdale a mamá a amamantar al bebé.
  • Dale tiempo a mamá para darse una ducha rápida. Ayúdale a mamá a alimentar al bebé.
  • Masajéale el cuello o sus pies, mientras ella amamanta al bebé.
  • Anímala para que siga amamantando. Agradécele por amamantar al bebé mientras ella le está dando de mamar.
  • Dale un baño al bebé, luego pídele a mamá que amamante al bebé.
  • Dile que es bellísima. ¡Y ahora pídele a mamá que amamante al bebé!

Espero que entiendas, papá, el papel central que tienes como compañero y como papito. No renuncies, sigue animando a mamá cada vez que puedas. Si algo no está funcionando, entonces cámbialo, adáptalo a lo que sea que sirva para ustedes y su bebé.

Recuerda que dos pares de manos son siempre mejores que un par. La ayuda siempre es necesaria.

Fija metas pequeñas, por ejemplo, cuando lleguen a las seis semanas de lactancia, dense un premio. Tal vez pueden salir a cenar a un restaurante. Continúa fijando nuevas metas posibles que juntos pueden seguir trabajando por alcanzar.

Por último, papá, no olvides pedirle a mamá que amamante al bebé.