
LLL Hoy #4 – Extracción en el trabajo

Tengo cinco hijos. He amamantado a mis hijos por un total de 10,5 años (¡y contando!). Soy líder de la Liga de La Leche y ex-doula. También soy agente de policía de Chicago. Mis dos hijos más pequeños nacieron después de que cambiara de trabajar en el tema del nacimiento por el de policía. Si bien son campos muy diferentes, tienen en común: dar testimonio de las personas en momentos de gran intimidad. Me siento orgullosa de haber obtenido ambos títulos.
A medida que se acercaba el día de mi reincorporación al trabajo tras el nacimiento de mi primer “bebé policía”, me sentía insegura sobre lo que podía esperar al dirigirme a mis supervisores del Departamento de Policía de Chicago (CPD). Sin embargo, debido a las leyes federales de EE.UU. que obligan a los empleadores a adaptarse a las empleadas lactantes (Illinois, EE.UU. también tiene leyes que ofrecen protecciones adicionales) y dado que, como agencia encargada de hacer cumplir la ley, pensé que tendría sentido que las leyes se cumplieran “internamente”, me sentí esperanzada de que podría extraerme leche para mi bebé sin mucho problema.
Desgraciadamente, extraer leche en el trabajo ha sido una ardua batalla. Me he sacado leche en baños y vestuarios mixtos junto a mingitorios. Me he sacado leche en vestuarios exclusivos para mujeres junto a una pila de “botas de trabajo” a la vista de mis compañeras de trabajo. Me he extraído leche en almacenes y he tenido que deshacerme de leche contaminada por restos que caían del techo. He desarrollado mastitis debido a la falta de pausas para extraerme leche o de interrupciones durante las pausas, además del doble problema de llevar un chaleco antibalas que actúa como prenda de compresión para los pechos congestionados. He tenido que defenderme incansablemente y rechazar las sugerencias de los supervisores de “sacarme leche en el asiento trasero [del coche patrulla]” y otros lugares inadecuados. Me he sentido avergonzada tanto accidentalmente por supervisores bienintencionados que intentaban ayudarme como intencionadamente por aquellos que parecen pensar que un descanso para sacarse leche es una especie de ventaja en el lugar de trabajo. (Está claro que estas personas no han pasado mucho tiempo conectadas a un sacaleches).
Esta experiencia también ha tenido partes positivas. Mi marido apoya incondicionalmente mi decisión de dar el pecho. Como veterano del departamento desde hace 25 años, y como supervisor, le ha sorprendido el desarrollo de esta odisea. Desafortunadamente, mi experiencia no es única y no soy la primer miembro del departamento que se encuentra con estos obstáculos. Me he puesto en contacto con un grupo de mujeres policías que están ejerciendo o lo han hecho en el pasado. Juntas compartimos historias de éxito y de desprecio. Y es realmente desgarrador para una madre tener que dejar de dar el pecho por falta de espacios seguros, higiénicos y privados para extraerse leche.
Ahora estoy amamantando (y extrayéndome leche) a mi segundo “bebé policía”. La batalla ha continuado, con pequeñas victorias en el camino. Con la ayuda de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU- por sus siglas en inglés), presenté dos quejas al Departamento de Derechos Humanos de Illinois. Desde entonces, el Departamento de Policía de Illinois ha actualizado su política departamental sobre los espacios para la lactancia. La nueva política apoya más eficazmente a las personas lactantes del departamento, pero desde mi punto de vista se batalla para acceder a los derechos que me otorga esa política.
A través de esta experiencia he reflexionado sobre la suerte que tuve en mi profesión anterior de trabajar en un espacio donde apoyar a las parentalidades lactantes era evidente. Tengo la esperanza de que esto se convierta en la norma. También estoy muy agradecida por haber llegado a esto con la experiencia y los conocimientos que tengo. Sé que si hubiera llegado al trabajo como madre primeriza, sin una década de experiencia en lactancia, nunca habría podido soportar la vergüenza de todo esto. Pero después de todos estos años de hablar de mis pechos, de tus pechos, de todos nuestros pechos colectivos en lo que se refiere a la alimentación de nuestros bebés… realmente no hacía falta decir que seguiría mirando a cada oficial, sargento, teniente, capitán y comandante e insistiría respetuosamente en poder extraer leche para mis bebés en un lugar higiénico.