LLL Hoy #2 – Mi aldea ideal para amamantar

Entrevisté informalmente a una veintena de madres en Francia sobre cómo les gustaría que fuera su “aldea ideal” de lactancia. A pesar de sus diferentes visiones de la aldea ideal, aparecen varios puntos en común y las respuestas son a veces sorprendentes[1] .

En primer lugar, parece haber una diferencia si la pregunta se formula antes o después de que hayan tenido descendencia. Antes de que nazcan sus hijas o hijos, las futuras madres no siempre son claramente conscientes de cuáles serán sus necesidades después del parto y durante la lactancia. A menudo hablan de la importancia del apoyo de su pareja, ¡y con razón! El apoyo de la pareja y de otras personas a la relación de lactancia es uno de los diez conceptos básicos de la Liga de la Leche[2] . Después de haber tenido hijos, tristemente muchas madres, padres y parentalidades experimentan la falta de apoyo y toman plena conciencia de lo que les ha hecho falta. A menudo, es al contrastar una experiencia negativa con otra positiva que muchas de las madres con las que hablé comprendieron qué tipo de apoyo necesitan realmente cuando amamantan a sus bebés. Este fue el caso de Dinah: “Con mi primer hijo, me encontré sola. Mi madre y mi hermana se fueron de vacaciones. Y mi pareja empezó a trabajar el doble. Cuando le conté a mi madre cómo me sentía, me respondió que ella también había tenido que valerse por sí misma cuando yo nací. Pensé que era una perdedora por no poder hacerlo sola y sufrí sin decir nada. Y luego, para mi tercero, empecé a asistir a las reuniones de LLL antes de dar a luz y me di cuenta de que la soledad que había experimentado no era normal, que las madres tienen una necesidad vital de apoyo para poder cuidar de sus chiquitines. Me di cuenta de todo lo que necesitaba y me había hecho falta”.

Muchas de las madres hablaron de la importancia de la mirada aprobadora a la lactancia y de la amabilidad de la “aldea”. Aprecian las sonrisas, los comentarios amables de desconocidas y desconocidos con quienes se cruzan en la calle o en el transporte público, la acogida natural que reciben en los espacios públicos a diario. Es innegable que esto forma parte de los “detalles” que refuerzan su autoestima y su empoderamiento como madres. Pero es sobre todo la aprobación y la amabilidad de sus allegados lo que a menudo más les importa. ¡Qué difícil es ser criticada por tu propia madre cuando das el pecho! Esto a veces provoca rupturas: la madre ya no busca la ayuda de su madre o padre porque no quiere seguir recibiendo comentarios despectivos. Pero ¡qué pena tener que privarnos de la ayuda de quienes mejor pueden apoyarnos! En cuanto a las críticas recibidas de la pareja, suelen ser las más temidas y, por desgracia, a veces conducen al abandono de la lactancia. La gran mayoría de las madres necesitan que se les muestre aprobación y, por qué no, admiración por lo que hacen. Porque no es fácil dar el pecho en una cultura de no lactancia.

Muchos me dijeron que buscaron este apoyo moral en salas de chat en línea o leyendo testimonios. Por ejemplo, Katy habla de una “aldea virtual”: “Lo que me apoyó mucho […] fue una comunidad virtual de mamás, con su foro lleno de información y escucha activa, así como la lectura diaria de testimonios antes del parto, sobre todo en el foro de lactancia materna [de un sitio web]. Me sentía […] rodeada, aun virtualmente, de mujeres ultra orgullosas de dar el pecho, como si poseyeran un magnífico secreto de vida, un superpoder. Y las reuniones de LLL me permitieron encontrar eso en la vida real”.

Ah, ¡las reuniones de LLL! ¡Cuántas veces salieron en los testimonios! La “aldea virtual” es maravillosa. Pero las reuniones físicas son otra cosa. Las reuniones de LLL son una oportunidad para ver a otras díadas lactantes “en la vida real”. La impronta es mucho más eficaz cuando tienes modelos vivos frente a ti. Gran número de madres y padres han hecho amistades para toda la vida en las reuniones de LLL y han encontrado personas con ideas afines que han podido llenar un vacío en el apoyo familiar. Marie habla de “mujeres que se convirtieron en verdaderas amigas” y a las que sigue viendo 18 años después: “Este apoyo [refuerza nuestra] confianza en nuestra capacidad para tomar las decisiones adecuadas para nuestra cría”.

Está claro cómo el apoyo moral y el cariño refuerzan nuestras habilidades parentales y ayudan a aumentar la duración de la lactancia. Pero cuando, a diario, estás sola frente a tu cría lactante, incluso con amistades “virtuales”, puede ser muy duro. De ahí se entiende la importancia de una “aldea física” y no sólo virtual; del apoyo material y no sólo moral. Dinah explica que la ayuda casi diaria de sus amistades que preparaban comidas calientes, hacían las tareas domésticas y cuidaban de sus hijos mayores, cuando se encontraba muy angustiada tras un parto prematuro y un bebé con dificultades para succionar, salvó su lactancia. “Sin ellas, me habría hundido en la desesperación”, nos confía.

El apoyo moral y físico que puede prestarse a una joven puérpera no sólo hace posible proteger la lactancia, sino también a las propias madres, que atraviesan un periodo de alteración física y psicológica. Sus cuerpos y psiques necesitan tiempo para adaptarse a la nueva situación. Las “ancianas” lo sabían y organizaban el “maternaje a las madres” en el periodo posparto; las madres jóvenes no tenían otra cosa que hacer que reponer fuerzas y alimentar a sus bebés. Antes (y todavía hoy en algunas partes del mundo), las mujeres mayores cuidaban de las madres jóvenes. De hecho, la presencia y disponibilidad de mujeres mayores ha sido probablemente una ventaja evolutiva para los seres humanos, según la antropóloga Kristen Hawkes; es lo que se llama “la hipótesis de la abuela”[3] . Las abuelas, ¿otra figura clave en la “aldea de la lactancia”?

Algunas mencionaron en sus testimonios que necesitaban estar rodeadas de otras mujeres “que también habían pasado por lo mismo”. Esta necesidad refleja la importancia del mimetismo en el aprendizaje humano. Elvire concluyó su testimonio de una comunidad solidaria de mujeres diciendo: “Habíamos creado una nueva norma”. Esto es lo que significa la frase “Hace falta una aldea para amamantar a una cría”. Necesitamos una nueva cultura: una cultura de la lactancia materna, como dice James Akré[4] . Necesitamos nuevas normas de atención a madres y bebés, un nuevo modelo social.

Daliborka Milovanovic

[1] Curiosamente, sólo una madre de las que hablaron mencionó a profesionales de la salud. Sin embargo, su intervención o no intervención puede ser crucial en la continuación de la lactancia materna. De ello se habla en el artículo que les es dedicado.

[2] “La lactancia materna se beneficia del apoyo del padre del bebé, una persona que comparte la crianza y custodia, una pareja y / o familiares cercanos que valoran la relación de lactancia materna y cuyas relaciones únicas con el bebé son un elemento importante en el desarrollo del niño o niña desde la primera infancia.”

[3] Hawkes, K. (2003). “Grandmothers and the evolution of human longevity” [“Las abuelas y la evolución de la longevidad humana”]. American Journal of Human Biology [Revista Americana de Biología Humana]. 15 (3): 380-400.

[4] James Akré. The Problem with Breastfeeding: A Personal Reflection [El problema de la lactancia materna: Una reflexión personal]. Hale Publishing. 2006.