La vida con un recién nacido en Japón: adoptando costumbres y encontrando mi propio camino

POR RUTHANNA MATHER, HOKKAIDO, JAPÓN

Traducción: Pedro Bernal Duque

(Versión en inglés: Life with a Newborn in Japan: Adopting Customs & Finding My Own Way)

En Japón, por mucho tiempo la tradición fue que las mujeres que dieran a luz estuvieran confinadas en casa con sus bebés durante los primeros cien días posparto. Hoy en día, sin embargo, las madres por lo general eligen quedarse en casa solo durante el primer mes. Del mismo modo, se acostumbra que las mujeres japonesas regresen al hogar de su madre en algún punto durante el último trimestre y que, después de dar a luz en un hospital, regresen al hogar de la madre de nuevo durante el primer mes posparto. De esta manera, las madres pueden ser atendidas y recibir asistencia en el cuidado del bebé. Esto se llama 里帰り出産 (satogaeri shussan). Alternativamente, algunas veces una mujer de la familia irá a quedarse con la nueva madre en su hogar —especialmente si se necesita ayuda con el cuidado de niños mayores—.

Di a luz a mis seis hijos en Japón —el país donde nací y fui criada—. Habiendo vivido en Japón toda mi vida, crecí viendo y oyendo sobre las costumbres japonesas relacionadas con el embarazo, el nacimiento, el mes de confinamiento, la lactancia y el colecho. Sin embargo, mi madre nació y fue criada en los EUA, y no estaba muy familiarizada ni se sentía muy cómoda con las costumbres tradicionales japonesas de confinamiento. Como resultado de esa educación, mis pensamientos y decisiones eventuales fueron una mezcla de algunas de las costumbres de EUA de mi madre junto con las costumbres japonesas. Adopté solo las costumbres con las que me sentía cómoda y que complementaban mis instintos maternales de satisfacer con atención las necesidades de mis hijos.

Hijo #1: Disfrutando cuidados especiales en la casa de mi madre (里帰り出産 – satogaeri shussan)

Para el nacimiento de mi primogénito, dos semanas antes de la fecha estimada, fui a quedarme en la casa de mis padres. Su hogar estaba a noventa kilómetros al norte del pueblo donde mi esposo y yo vivíamos en ese entonces. Elegí hacerlo porque no había centros de maternidad cerca de donde yo vivía, y un parto en casa no era una opción debido a las restricciones impuestas por el departamento de salud local. Viajar en calles resbaladizas, cubiertas de nieve, para llegar al hospital una vez empezara el trabajo de parto podría no ser una opción segura o factible, ya que bloquean las calles cuando el clima está malo.

Mi esposo John venía a visitarme cuando podía y, una vez empezó el trabajo de parto, se quedó conmigo durante el nacimiento (¡la primera vez que eso había ocurrido en ese hospital!). Permanecí en el hospital por seis días, como se acostumbraba. Debido a que mi esposo venía a visitarme cada día, yo era la envidia de muchas de las otras madres en mi piso de hospital, cuyos esposos no venían o no podían hacerlo tan a menudo. Nos quedamos en el hogar de mis padres por unos pocos días y luego regresamos a casa con mi madre, que vino a ayudarme durante las primeras dos semanas posparto.

Fue muy útil tener a mi madre encargándose de las comidas, limpiando la casa, lavando y colgando la ropa, y a mi esposo haciendo las compras. Me dio bastante tiempo para descansar y disfrutar conociendo a mi pequeño. Además, no tenía que preocuparme por las sesiones frecuentes o largas de lactancia, ya que no había nada que requiriera mi atención aparte de las necesidades de mi recién nacido.

Hijos #2-6: Forjando mi propio camino en mi propio hogar

Con mis otros partos, John y yo decidimos que no era necesario que mi madre viniera y se quedara con nosotros. Él estaba preparado para asumir las tareas del hogar y yo estaba muy feliz con este plan. Nuestros hijos mayores y yo nos quedamos en la casa de mis padres por un par de semanas antes de las fechas estimadas en el invierno (¡cuatro de las seis nacieron durante el invierno!) y por un par de días después de dejar el hospital. Como con nuestro primer hijo, mi esposo se nos unió cuando pudo, para el trabajo de parto y el nacimiento, y durante mi estancia en el hospital con nuestra nueva adición a la familia. Él llevaba a los niños mayores a visitarnos al hospital una vez al día y luego iba otra vez para pasar un tiempo tranquilo con nuestro recién nacido. Los niños mayores y mis padres disfrutaban el tiempo extra juntos, ¡y yo estaba feliz de que estuvieran pasándola tan bien!

Respuestas a las normas culturales sobre salir

En una ocasión, un par de semanas después de dar a luz a nuestro primer hijo, los tres fuimos de compras juntos. Me detuvo una おばあちゃん (obaachan), que significa “mujer mayor”, y me regañó por salir tan pronto después de haber dado a luz. ¡Después me regañó de nuevo otra おばあちゃん el mismo día, mientras estábamos de compras en el mismo mercado! Aunque esto no evitó que saliera con mi bebé cuando el clima estaba agradable, admito que tendía a mirar cuidadosamente por la puerta/ventana antes de lanzarme afuera, para ver si había alguna おばあちゃん cerca.

Con mi sexto hijo, recuerdo un hermoso día de verano, muy agradable como para quedarse adentro. Mi hijo de dos semanas y mis hijas, de tres y cinco años, nos aventuramos todos a ir a un parque cercano. Feliz en un portabebés, mi hijo recién nacido estaba lactando y durmiendo al mismo tiempo. Una おばあちゃん que también estaba me vió y miró inquisitivamente al bebé en mi portabebés como si lo que yo tuviera fuera una bolsa extraña (probablemente era la primera madre en usar un portabebés en Wakkanai). ¡Luego procedió a darme un regaño por salir tan pronto después del parto!

Aunque no seguí en el sentido tradicional las costumbres japonesas de confinamiento en el posparto, durante el primer mes, aprecio la razón fundamental detrás de ellas:honrar la necesidad de descanso y conexión de la madre y el recién nacido durante ese tiempo crítico y ayudar a establecer el suministro de leche . Aunque algunas madres como yo pueden elegir hacer algunas tareas del hogar ligeras y les parece agradable ir afuera de vez en cuando por un poco de aire libre, una caminata o un paseo con hermanos mayores al parque o a la casa de un amigo, también aprecio que no se espera que las madres japonesas hagan nada excepto cuidar a sus recién nacidos durante el primer mes.

RuthAnna Mather es la madre de seis hijos amamantados. Ha sido por mucho tiempo una líder de la Liga de La Leche y miembro devota del Comité Editorial de Breastfeeding Today. RuthAnna y su ocupada familia residen actualmente en Wakkanai, Hokkaido, Japón.

RuthAnna de bebé en la espalda de su madre

 

RuthAnna en el hospital, sosteniendo a su hija recién nacida Sarah (la quinta), mientras los otros niños le dan la bienvenida a su nueva hermana.