
El trauma del parto y la recuperación de la madre
Kathleen Kendall-Tackett, PhD, IBCLC, FAPA
Traducido por Eva Marsal, Barcelona, España
Foto: Belle Verdiglione Photography
Angela soñaba con un parto natural y sin medicamentos. El trabajo de parto iba bien cuando de repente hubo prolapso del cordón umbilical. El parto que soñaba acabó en una cesárea de emergencia con anestesia general. Tanto la mamá como el bebé sobrevivieron, y Ángela da las gracias por ello. Pero se siente profundamente triste por no haber podido estar despierta para ver llegar al mundo a su bebé.
Sheila planeaba tener un parto en casa con la familia a su lado. El trabajo de parto estaba progresando bien hasta que la comadrona dejó de sentir el latido del corazón del bebé. Trasladaron a Sheila al hospital en ambulancia y dio a luz a un niño sano. Pudo tener un parto vaginal, pero el miedo que sintió todavía perdura. Lo que ocurrió se reproduce una y otra vez en su cabeza.
Monique estuvo de parto durante 23 horas. Cuando dejó de progresar, le aceleraron el trabajo de parto con pitocina (oxitocina sintética) sin anestesia. Tuvo que permanecer en la cama durante el trabajo de parto y con mucho dolor. Cuando las cosas todavía no progresaban satisfactoriamente, el doctor decidió hacer una cesárea. Hablando más tarde sobre el parto, estaba enfadada porque nadie le había ayudado a aliviar el dolor y todo el mundo tomó decisiones por ella.
Cada parto es único. Y para algunas madres, la experiencia puede ser muy preocupante e incluso causarles trastorno de estrés postraumático. Después de dar a luz, muchas mujeres comparten la sensación de decepción, enfado o miedo. Y esto puede haberte pasado a ti. A pesar de tus mejores esfuerzos, el parto no acabó siendo como habías planeado. Puede que estés enfadada. Y puede ser que pienses—mucho—en el parto. Afortunadamente, si has tenido un parto preocupante, difícil o traumático, puedes dar algunos pasos positivos.
¿Qué hace que un parto sea una experiencia difícil?
Algunos partos pueden parecer realmente malas experiencias desde fuera y, sin embargo, las madres tienen sentimientos positivos. Otras madres tienen partos que parecen “perfectos” sobre el papel y, en cambio, se sienten muy preocupadas. En algunos partos se arriesga la vida y afectan a las madres durante años.
¿Qué determina cómo se sentirá una madre?
Los investigadores han definido las experiencias del parto como “buenas” o “malas” en función de características objetivas: la duración del parto, el uso de medicamentos para el dolor, intervenciones médicas y el tipo de parto. Existe una suposición subyacente en muchas investigaciones sobre las experiencias del parto de que los partos vaginales normalmente son positivos, lo que no siempre es cierto, y de que las cesáreas normalmente son negativas, lo que tampoco es siempre así. Al considerar las reacciones de las mujeres respecto a sus partos, encuentro más útil tener en cuenta las características subjetivas. El psicólogo de traumas Charles Figley describe estos aspectos subjetivos en su libro clásico Trauma and Its Wake (“el trauma y su estela”). En el estudio de la variedad de sucesos traumáticos, señala que una experiencia será preocupante en la medida que sea repentina, abrumadora y peligrosa. Examinemos estos aspectos en relación con el parto.
- Repentino: ¿Sucedieron los hechos rápidamente? ¿El parto pasó de ser “bueno” a ser peligroso en poco tiempo? ¿Alguien tuvo tiempo de explicarte lo que te pasaba?
- Abrumador: ¿Te sentiste arrastrada por la rutina hospitalaria? ¿Estuviste físicamente restringida? ¿Te sentías desconectada de lo que estaba ocurriendo? ¿Te pusieron anestesia general?
- Peligroso: ¿Fue el parto una emergencia médica? ¿Falló la anestesia? ¿Tuviste alguna complicación que puso en peligro tu vida? ¿Estuvo en peligro el bebé? ¿Creíste que tú o tu bebé moriríais?
Estos tres aspectos pueden darse en los partos vaginales o en las cesáreas. Para entender tus reacciones, los factores objetivos del parto son menos importantes que tu experiencia objetiva.
Otros factores de riesgo para un parto traumático son tu propio historial de depresiones, trastornos de ansiedad o traumas. Tener un bebé prematuro puede ser también aterrador y puede causarte una reacción negativa.
Tus relaciones con los demás
No es de extrañar que tu experiencia durante el parto pueda afectar a tu relación con otras personas. Puede que estés enfadada o decepcionada porque las personas que estaban allí para apoyarte durante el trabajo de parto no fueron capaces de protegerte. Cuando intentas hablar de tu experiencia, puede ser que los demás no quieran hacerlo. Kelly describe la reacción de sus amigos y familiares cuando continuaba estando preocupada acerca del parto.
Una vez has pasado ciertos meses de posparto, la gente no quiere hablar más de ello. Es como si tuvieras un problema de ego o algo parecido. Pero yo necesitaba hablar de ello. Fue una experiencia demasiado importante para mí como para no hablar de ella. Ha cambiado mi vida.
No poder hablar del parto puede agravar tus sentimientos negativos. En la literatura de investigación sobre el trauma psicológico, se conoce como el “trauma de santuario”. El trauma de santuario tiene lugar cuando una persona ha experimentado un suceso traumático y al compartirlo con los que normalmente le ofrecen apoyo, en lugar de apoyarla, la ignoran o desestiman la cuestión, contribuyendo aún más a la sensación de aislamiento y trauma de la víctima.
Desafortunadamente, un parto difícil también puede influir en otra relación importante: la relación con tu bebé. Después de su nacimiento, puede ser que te hayas sentido bloqueada. Incluso semanas más tarde, puede que te sientas desconectada de tu bebé. Este efecto puede agravarse si tu bebé tuvo problemas de salud y necesitó estar más tiempo en el hospital, lejos de ti.
La experiencia del parto y la lactancia
Es posible que hayas tenido un inicio difícil con la lactancia. El estrés del parto puede haber retrasado “la subida” de la leche varios días. Quizás hayas tenido la necesidad de suplementar a tu bebé con fórmula para superar estos primeros días. Y si la lactancia no ha funcionado, por cualquier razón, puede ser que lo hayas vivido como otra pérdida significativa—o incluso como un “fracaso”.
En nuestro estudio de 6.410 madres, las mujeres que tuvieron algún tipo de intervención en el parto tuvieron menos probabilidades de amamantar en exclusiva. Sin embargo, incluso después de un comienzo difícil, la lactancia en exclusiva es posible.
Una historia de dos nacimientos: la historia de una mujer
A continuación, la historia de los dos partos de una mujer llamada Kathy. Cada parto fue difícil por diferentes razones. Los factores subjetivos que he descrito anteriormente son cuestiones importantes en ambos partos. Existe el miedo a morir, el dolor insoportable y la sensación de estar atrapada. También hubo una reproducción de los sucesos después de los nacimientos.
Cuando nació Peter, el parto fue sin dolor. Era pequeño, especialmente su cabeza y sus hombros, y realmente no me dolió nada. ¡Yo insistí en que no estaba de parto hasta dos minutos antes de que naciera, cuando el doctor me dijo que me tumbara, que me callara y que empujara! Nació a las 9:30h, nos dijeron que tenía síndrome de Down al mediodía, y hacia las cuatro de la tarde tuve tanta hemorragia que estuve a dos minutos de morir. Me tuvieron que hacer una dilatación y curetaje de emergencia sin anestesia (¡¡¡eso sí es DOLOR!!!) y una importante transfusión de sangre.
sa noche nos dijeron que Peter necesitaba ser operado inmediatamente y que debían trasladarle a un hospital en otra ciudad. Un día muy traumático, para decirlo suavemente. Y entonces me enviaron a casa al día siguiente sin mencionar que podría necesitar hablar con alguien de todo aquello—el síndrome de Down, la experiencia al borde de la muerte, nada. Todavía puedo evocar esos recuerdos con una claridad cristalina. Y cada vez que oímos hablar de otra pareja, debo reprocesar todos esos sentimientos. Curiosamente, la mayor parte tienen que ver con la hemorragia y el curetaje, no con la “noticia” sobre el síndrome de Down. Están vinculados. Quizás es bueno recordarme a mí misma de vez en cuando lo preciosa que es la vida.
Mi tercer parto fue terriblemente doloroso—mi bebé pesó más de cuatro kilos, con severa distocia de hombros—la cabeza salió 20 minutos antes que los hombros. Tomé algo de Stadol por vía intravenosa justo antes de la transición, pero eso fue todo el alivio que tuve para el dolor. Pensé que iba a morir y perdí totalmente la perspectiva de que estaba dando a luz. Solo intentaba sobrevivir en cada contracción. Por supuesto, estaba tumbada sobre mi espalda, con los pies sobre los estribos y mirando el monitor fetal para ver como trazaba cada contracción—¡creo que estas cosas deberían prohibirse! Ahora sé que si hubiera estado en cuclillas, o sobre mis manos y mis rodillas, probablemente el parto hubiera sido mucho más fácil. Yo también tengo unos hombros gigantes y unos brazos increíblemente largos, por lo que no puedo culpar a nadie de que mis dos bebés tengan los hombros anchos.
Esa noche, después de que Alex naciera (a las nueve de la mañana), no podía dormir porque cada vez que lo intentaba, mi cerebro empezaba a reproducir el “vídeo” del parto y volvía a sentir de nuevo el dolor y el miedo a morir. Estuve despierta toda la noche y también al día siguiente, y no dormí hasta que estuve en casa y en mi propia cama.
En las historias de Kathy, vemos algunos síntomas clásicos de la respuesta al estrés postraumático: el miedo a morir, volver a experimentar el parto y el insomnio. Ha conseguido estar en paz con sus experiencias, pero los recuerdos de estos dos partos se han mantenido vivos.
Qué puedes hacer
Si tuviste una experiencia de parto difícil, no puedes cambiarla. Sin embargo, hay toda una serie de cosas positivas que puedes hacer para ayudar a resolver tu experiencia y superarla. Aquí encontrarás algunas cosas que otras madres han considerado que son útiles. Ten en cuenta que superar una experiencia negativa durante el parto puede tardar meses. No te desanimes si no lo consigues de la noche a la mañana. Puedes hacerlo.
Procesa tu experiencia
Puede que te sea útil contactar con alguna asociación de apoyo para hablar con alguien que pueda validar tus sentimientos y ayudarte a superar la experiencia. El apoyo, en persona u online, de mujeres que han vivido experiencias similares también puede ser de ayuda. Algunas mujeres consideran útil hacer terapia a corto plazo. Otra opción es escribir sobre tu experiencia. Algunas personas consideran que escribir en un diario personal es muy terapéutico, y no imaginan este efecto. Los investigadores consideran que escribir puede ayudarte a curarte de un trauma. Si quieres intentarlo, te animo a leer el libro, Writing to Heal, para sacar el máximo provecho de esta actividad.
Aprende tanto como puedas de tu experiencia
Siempre animo a las madres a conseguir una copia de su historial médico. Si es posible, habla con tu médico o con alguien que te ayude a entender lo que ocurrió durante el parto. También es útil leer libros que puedan poner tu experiencia de parto en una perspectiva más amplia. Leer te ayudará a validar tu experiencia y a entenderla. Quizás todavía estés enfadada (o quizás te enfades por primera vez). Pero finalmente la experiencia no dominará tus pensamientos. Si planeas tener otro bebé, la información que consigas durante esta etapa te hará afrontarlo de manera más inteligente.
Date tiempo para conocer a tu bebé
La llegada al mundo de tu bebé no fue nada ideal. Puede ser que te sientas desconectada de él/ella. Algunas madres explican que no sienten a sus bebés como si fueran suyos. Afortunadamente, puedes hacer algo al respecto. Pasa tanto tiempo como puedas con tu bebé piel con piel, si no te hace sentir demasiado incómoda. Si el contacto piel con piel es demasiado (como puede suceder a veces después de un trauma), hazlo progresivamente. Puedes conseguir muchos de los mismos beneficios aunque llevéis un poco de ropa.
También puedes intentar hacer masaje infantil. Puede ser una buena manera de ir conociendo a tu bebé y empezar a sentirte conectada con él/ella. Cargar a tu bebé es otra estrategia útil.
La lactancia es posible
Después de un parto traumático, la lactancia también puede ser difícil. Tener a tu bebé piel con piel, o con poca ropa, puede reactivar los instintos de alimentarse del bebé y ayuda a tu bebé a encontrar y agarrarse al pecho, a veces incluso semanas después del nacimiento. Esa reconexión puede ser curativa para ambos. Pero, sobre todo, necesitas ver que tu bebé te prefiere a ti antes que a cualquier otra persona, incluso si, en ese momento, tienes dificultades con la lactancia.
Consigue tanta ayuda y apoyo como puedas. Tus niveles de hormonas del estrés son probablemente elevados. Cualquier actividad que puedas hacer para bajarlos será de ayuda. Por tanto, acepta toda la ayuda que recibas con el trabajo de casa. Descansa tanto como puedas. Haz cosas con las que disfrutes. Y pasa tanto tiempo como puedas con tu bebé. Los dos habéis pasado mucho.
Si la “subida” de la leche se retrasa unos cuantos días, quizás necesites suplementarle un poco. Puede ser decepcionante. Pero recuerda, es una estrategia a corto plazo para encauzar la lactancia. Las cosas serán más fáciles después.
Ten en cuenta que tu compañero/a quizás también esté traumatizado/a
Una experiencia negativa del parto puede crear problemas entre tú y tu compañero/a.
Como en tu caso, tu compañero/a puede haberse sentido impotente y arrastrado/a por la experiencia.
Tu compañero/a puede haberse sentido culpable si él/ella no pudo protegerte, y reaccionar a sus malos sentimientos enfadándose contigo. A causa de esos sentimientos negativos, quizás tu compañero/a no sea capaz de ofrecerte apoyo emocional. En ese caso, lo más efectivo es que seáis honestos/as con vuestros sentimientos e intentar encontrar apoyo externo. Sin embargo, si tu compañero/a no está dispuesto/a a trabajar contigo para resolver la experiencia que viviste en el parto, deberás buscar ayuda sola.
Resiste la tentación de precipitarte a otro embarazo solo para hacerlo “bien”
A menudo conozco a madres que estuvieron descontentas con la experiencia vivida durante el parto, y que rápidamente se quedan embarazadas de nuevo para, “esta vez”, hacer que sea una experiencia positiva. Necesitas algo de tiempo para poner tu experiencia en perspectiva, conocer al bebé que ya has tenido, y recuperarte físicamente. Añadir otro embarazo a la ecuación complica más las cosas, y quizás no te dé tiempo suficiente a considerar todas las opciones.
Evita tomar decisiones precipitadas para no quedar embarazada de nuevo
Este no es el momento de tomar una decisión sobre anticoncepción permanente. Algunas mujeres toman esta decisión solo para arrepentirse más tarde. Comprensiblemente, nunca quieres repetir lo que has pasado. Sin embargo, es mucho mejor tomar una decisión consciente y bien informada antes que reaccionar simplemente y de manera inmediata a una experiencia negativa del parto.
Haz un esfuerzo consciente para perdonarte a ti misma
De entrada, quizás rechaces esta sugerencia. “No tengo nada que perdonarme”. Si todavía te sientes así después de haber pensado en ello, ¡magnífico! Sin embargo, he hablado con muchas mujeres que se culpan a sí mismas, y que se sienten como si hubieran fracasado de alguna manera. “Si hubiera sido más fuerte…” “Si me hubiera informado mejor sobre el doctor/el hospital…” “Si hubiera ido a unas clases de preparto diferentes…” Los “si…” son infinitos. Reconoce que lo hiciste lo mejor que pudiste bajo esas circunstancias y con la información que tenías en ese momento, y ¡perdónate!
Admite que el parto es solo el inicio de una larga relación con tu bebé
a maternidad es un papel en el que vas creciendo gradualmente. Un comienzo difícil no tiene por qué marcar el resto de tu trayectoria como madre. Es importante tener en cuenta que una experiencia negativa del parto puede afectar a tu relación con tu bebé, pero no tiene por qué. Por eso es importante que consigas ayuda tan pronto como sea posible. He visto madres que han tenido partos difíciles y que intentan compensarlo siendo “Supermamás”—para perjuicio de todos. Es difícil para cualquier persona (incluso para una Supermamá) prestar atención y entregarse a un bebé o a un niño cuando estás dolida por dentro.
El camino hacia la recuperación
Angela tardó en recuperarse un par de años. Afortunadamente, tiene una magnífica relación con su médico y pudo hablar con él de sus preocupaciones. También le fue de ayuda encontrar otra madre que había tenido una cesárea con anestesia general. Solo el hecho de conocer a alguien que había vivido una experiencia similar hizo que no se sintiera tan sola.
Sheila tardó aproximadamente un año en recuperarse. Tuvo una comadrona que la apoyó y familiares que estuvieron allí cuando se la llevaron en ambulancia. Para Sheila también fue curativo escribir sobre su experiencia.
Para Monique, la recuperación fue un largo proceso porque su experiencia de parto hizo aflorar temas del pasado, y cuestiones entre ella y su marido. Pero hubo muchos puntos de luz a lo largo del camino. Monique había dejado totalmente de dar el pecho en el hospital porque tuvo que afrontar demasiadas cosas a la vez. Pero pudo empezar de nuevo la lactancia cuando su bebé tenía tres meses y le dio el pecho durante un año.
Como conclusión, te animo a que te cuides mucho y a que busques apoyo de manera activa. Muchas madres y bebés han superado comienzos difíciles. Y estoy convencida de que tú también podrás.
Kathleen Kendall-Tackett, PhD, IBCLC, FAPA es psicóloga de la salud, consultora de lactancia certificada, y fue monitora de la Liga de La Leche durante 20 años. Es propietaria y editora en jefe de Praeclarus Press, una pequeña imprenta especializada en salud de la mujer, y es autora o editora de 38 libros y 470 artículos o capítulos.