El comienzo de la vida en una unidad de cuidados intensivos neonatal

Rebecca Edwards, Bedford, Reino Unido
y Joy Mottram, East Surrey, Reino Unido
Traducido por Arancha García, España

Cuando nuestro hijo Joe nació, un análisis de sangre mostró que yo había generado anticuerpos Rh a pesar de haber recibido las vacunas anti-D (ver recuadro inferior). Mis siguientes embarazos habrían de ser cuidadosamente vigilados. Era probable que un futuro segundo bebé sufriera anemia debido a dichos anticuerpos y que pudiera necesitar nacer antes de tiempo, además de poder sufrir una grave ictericia.

Rh negativo

Las mujeres Rh negativas pueden sufrir complicaciones en sus segundos y siguientes embarazos. El factor Rh es una proteína que se encuentra o no en la superficie de las células sanguíneas humanas. Si ambos progenitores son Rh positivo, sus bebés serán probablemente Rh positivo también. Si la madre es Rh negativo y el padre es Rh positivo, es posible que el bebé sea Rh positivo. Si parte de la sangre Rh positivo del bebé se mezcla con la sangre Rh negativo de la madre, la sangre materna comenzará a producir anticuerpos para protegerse del factor Rh. En caso de que dichos anticuerpos alcancen el flujo sanguíneo del bebé antes de su nacimiento, pueden destruir sus glóbulos rojos, provocando anemia en el bebé. Es posible que durante el parto tenga lugar la mezcla entre la sangre materna y la sangre del bebé, especialmente en caso de cesárea o de extracción manual de la placenta. El primer bebé normalmente evita estos problemas ya que nace antes de que los anticuerpos hayan podido formarse, al contrario que los bebés siguientes. Tras el parto se administra a la madre una inyección “de limpieza” (anti-D) para destruir los anticuerpos que puedan permanecer en ella. Desafortunadamente, no es posible garantizar que todos ellos hayan desaparecido. Por este motivo se controla cuidadosamente el nivel de anticuerpos en la sangre materna. La medida del nivel de anticuerpos antes del nacimiento tiene como finalidad determinar si es necesario inducir o adelantar el parto, no si es o no necesario, el tratamiento anti-D.

Más allá de que el embarazo mientras criaba a un niño pequeño resultó agotador, mi segundo embarazo fue sencillo. Me realizaban análisis de sangre cada dos semanas para comprobar el nivel de anticuerpos en mi sangre y me revisaron cuando los niveles aumentaron con el fin de determinar si el bebé estaba mostrando síntomas de anemia. Como siempre supimos que un parto prematuro era una posibilidad, estábamos felices cuando llegué a las 37 semanas, “a término”. Una ecografía mostró que el bebé estaba empezando a sufrir anemia, por lo que me citaron para una inducción al parto para el siguiente día.

13 de noviembre. Holly nació a las 37 semanas y 3 días de gestación tras una inducción al parto. Fue una experiencia de parto fantástica y tuvimos un par de horas de amorosos mimos (entre los que se incluyen una primera toma que realizó ella sola sin ayuda) antes de que fuera trasladada a la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatal (UCIN) para realizarle pruebas. Estuvo fuera un largo rato y nos dijeron finalmente que querían que se quedara allí. Yo estaba disgustada, ya que todo parecía haber ido tan bien. El personal quería ver la cantidad de leche que tomaba y pidieron permiso para darle leche de fórmula. Yo no estaba en absoluto feliz con eso, pero no vi otra alternativa.

Nos llevaron a la UCIN para ver a Holly. Una de las enfermeras estaba tratando de darle un biberón y ella no parecía dispuesta a tomarlo. Me la entregaron para que pudiera darle una toma de biberón. Me resultó muy duro—ella había mamado de manera natural y sentí que me estaban diciendo que yo no era lo suficientemente buena. Esta situación, sumada a que no permitían a su hermano Joe pasar a verla, fue simplemente demasiado y me eché a llorar.

Le pusieron a Holly un goteo de dextrosa debido a que parecía probable que fuera a necesitar una transfusión y no debía entonces tomar nada por boca. De alguna manera me sentí aliviada con el transcurso de la situación, ya que no se le administró más leche de fórmula y pude comenzar a extraerme leche.

Me ayudaron con la extracción manual y en el primer intento obtuve 2.7 ml. Me recomendaron extraerme cada tres horas y rápidamente aprendí a extraerme con una mano y a manipular una jeringuilla con la que recoger el calostro con la otra. A las tres de la tarde Holly pasó por una doble exanguinotransfusión debido a que su bilirrubina (su nivel de ictericia) era muy alta y recibió triple fototerapia para tratar de controlar la ictericia. La transfusión fue efectiva y la toleró bien, durmiendo casi todo el tiempo.

Ictericia

La ictericia en los recién nacidos es a menudo una fase normal de adaptación a la vida fuera del útero, pero en ocasiones la ictericia es síntoma de otros problemas de salud más graves. La ictericia es más común en bebés prematuros y puede ser necesario su tratamiento para evitar problemas de salud graves. Los bebés nacen con más glóbulos rojos sanguíneos de los que necesitan para la vida extrauterina. Cuando estas células se desintegran tras el nacimiento, producen un pigmento amarillo llamado bilirrubina, que circula por la sangre. Cuando la bilirrubina llega al hígado cambia su forma y puede ser transportada a los intestinos y evacuada a través de las heces del bebé. Sin embargo, el hígado de un bebé recién nacido no puede procesar toda la bilirrubina a la vez. El exceso de bilirrubina se deposita en la piel, músculos, membranas mucosas del cuerpo, generando un aspecto amarillento o dorado. La fototerapia utiliza luz azul-verde para descomponer la bilirrubina almacenada en la piel de un bebé de modo que pueda ser eliminada con más facilidad.

14 de noviembre. A las tres de la madrugada me llamaron desde la UCIN para alimentar a Holly. ¡Estaba tan emocionada! Holly estaba algo adormilada, pero realizó una pequeña toma. Me tranquilicé y la enfermera anotó que no se le daría más leche artificial sin consultar conmigo antes. A las dos de la tarde Holly realizó una toma de 40 minutos en el pecho, y Ben consiguió darle unos abrazos antes de que la enfermera viniera a llevarla de nuevo bajo las lámparas. Estábamos felices de que las cosas parecieran tan positivas, pero a las 5 pm me dijeron que no podría mamar más por el momento, ya que podía ser necesaria otra transfusión y debía de permanecer tanto tiempo como fuera posible bajo las lámparas para mantener la ictericia bajo control. Razones quizá válidas, pero duras de aceptar. Solicité un extractor eléctrico.

15 de noviembre. Volver a casa sin Holly no era un plan agradable y decidí quedarme al menos esa noche para ver cómo se recuperaba. La extracción de leche resultaría más sencilla si me quedaba cerca de ella. Pasé el día extrayéndome leche y trabajando en un cuadro de punto de cruz para la pared del dormitorio de Holly—necesitaba sentir que estaba haciendo algo por ella. Por la tarde me trasladé a una habitación contigua y agradecí tener más intimidad. Suspendieron las tomas que Holly recibía por sonda, por si fuera necesaria de nuevo otra transfusión. Pero por la noche su nivel de bilirrubina comenzó a estabilizarse y durante la noche se le retiraron algunas de las lámparas de fototerapia.

16 de noviembre. Sobre las ocho de la mañana Holly ya estaba con una sola lámpara de UV (Ultravioleta) y la cuna de fototerapia. Su nivel de bilirrubina estaba descendiendo ligeramente y el médico dijo que si seguía descendiendo considerarían la posibilidad de retirar la otra lámpara y retomar las tomas de leche. A las cuatro de la tarde la sacaron de la cuna de fototerapia. Le di una toma y además recibió a través de la sonda un suplemento de leche extraída. Al aumentar su ingesta de leche se le redujo el goteo de dextrosa y se me solicitó volver a las siete de la tarde a alimentarla de nuevo. Me sorprendió observar que Holly tenía una raya amarilla de un lado a otro de su cara, justo donde las gafas de fototerapia la habían estado tapando.

Aunque estaba feliz por el buen progreso que Holly estaba haciendo, estaba empezando a preocuparme por la cantidad de tiempo que había estado separada de mi pequeño, Joe, y lo duro que eso estaba resultado para él. A las siete de la tarde la enfermera decidió no dar a Holly el suplemento por la sonda. Me sentí algo nerviosa de ser la responsable de su alimentación, pero en la siguiente toma sus niveles de azúcar en sangre estaban estables, por lo que se le retiró la sonda.

17 de noviembre. A las cuatro de la madrugada todas las lámparas y el goteo le habían sido retiradas. Se me permitía entrar en la UCIN a alimentar a Holly. Su bilirrubina seguía estable sin tratamiento. Hizo una toma corta y se durmió. A medio día se levantó hambrienta y me llamaron para alimentarla de nuevo. Joe y Ben vinieron de visita y fue maravilloso estar todos juntos al fin y Joe dijo que cuidaría de Holly. Tenía algunas dudas de cómo se sentiría al ver que ella necesitaba ser alimentada, pero lo traté con naturalidad, simplemente lo hice, y él estuvo bien. Él había visto bebés mamando en libros de dibujos, así que aceptó que es lo que suele suceder.

Dado que sufría de ingurgitación, por haberme extraído mucha más leche de la que Holly necesitaba, ¡estuve tentada de buscar algún bebé que pareciera hambriento en los alrededores! Estaba cansada de estar en el hospital y quería estar en casa con mi familia.

18 de noviembre. Desperté a Holly a la una de la madrugada y estuvo mamando de forma intermitente durante una hora y media. No quería dejar pasar demasiado tiempo entre tomas y arriesgarnos a que la ictericia empeorara, por lo que traté de asegurarme de que no pasaran más de tres horas entre tomas, cosa de la cual ella se encargó perfectamente. Holly comía y dormía, y yo hacía punto de cruz. Estaba desesperada por llegar a casa con mi hijo Joe, al cual se le estaba haciendo difícil nuestra ausencia.

19 de noviembre. El nivel de hemoglobina de Holly era bueno y nos dieron el alta a tiempo de poder encargar fish&chips para cenar, Joe estaba muy contento de tener a Holly en casa.

A las cuatro semanas de edad se determinó que Holly presentaba anemia y necesitó otra transfusión de sangre. Fue tan valiente durante la misma. Joe tuvo que estar conmigo en la sala durante las últimas horas y a pesar de su cansancio se portó fenomenal. Mientras escribo esto, Holly tiene cuatro meses, es amamantada en exclusiva y estamos muy orgullosos de nuestra pequeña niña.

Última hora

Hace dos días, en East Surrey, Reino Unido, Joy Mottram dio a luz en un parto inducido a su quinto bebé, un varón con la enfermedad hemolítica del recién nacido (HDN). La HDN tiene lugar cuando los anticuerpos fabricados por la madre destruyen los glóbulos rojos del feto/neonato.

Joy informa desde el hospital:

El parto fue inducido con el fin de tratar de reducir el tiempo durante el cual mi sangre pudiera mezclarse y los anticuerpos comenzar a dañar sus glóbulos rojos ya que mi placenta empezaba a descomponerse. Esto ha provocado que él tenga muchas células inmaduras ocupando espacio y necesite ayuda para destruirlas, con el fin de que no avance la ictericia y poder fabricar nuevas células sanas.

El personal ha apoyado absolutamente la lactancia y el contacto piel con piel. En primer lugar, retrasaron el corte de su cordón umbilical y me dejaron frotarle para despertarle, sostenerle y alimentarle antes de que ninguno de ellos lo tocara. Ha estado a mi lado desde que nació y ha habido una coordinadora de alimentación infantil (consultora de lactancia) en la sala durante todo momento.

Ha necesitado fototerapia en la cuna de fototerapia. Sus niveles están aumentando a un ritmo normal, aunque aún no está en la zona de seguridad. El bebé ha considerado que ha pasado ya suficiente tiempo en la cuna y NO consiente pasar más tiempo tumbado en ella. Tras debatir qué se podía hacer, incluyendo el potencial uso de una manta de fototerapia—no lo suficientemente intensa—o esperar hasta la mañana, lo que se descartó al suponer una oportunidad para que la ictericia avanzara, el doctor tuvo la siguiente idea (ver foto). Estoy en la cama, bajo las lámparas, con él. ¡Ahora estoy yo en la cuna! Y puedo tomar Paracetamol (un analgésico y antitérmico suave, en USA Tylenol) para el dolor de cabeza que podría provocarme.

Nota de la editora: ¿Alguien más conoce algún caso en el que se haya permitido a la madre estar bajo las lámparas con el bebé? Es la primera vez que lo oigo en mi vida.