Carta de apoyo a mi hermana

Karem Roitman, Oxford, Reino Unido
Traducido por Rocío Bravo, Amán, Jordania
Foto: Elizabeth Stanley Photography

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Mi bella hermana,

Estoy tan emocionada por conocer a tu bebé, mi pequeño sobrino. ¡Serás una madre increíble!

Sé que quieres dar el pecho y yo quiero apoyarte en todo lo posible. Espero que compartiendo lo que ojalá hubiese sabido antes de ser mamá, te ayude a tener un comienzo más fácil en la maternidad.

1. El saber es poder.

Antes de que llegase mi bebé, desearía haber sabido que:

  • Los pechos y los bebés trabajan juntos en simbiosis. Amamantar frecuentemente es bueno, asegura tu producción de leche y calma a tu bebé. No puedes sobrealimentar dando el pecho. No malcriarás a tu bebé ni te crearás problemas por llevarlo en brazos a menudo. Así que imprégnate de sus sonrisas y de su olor a caramelo mientras que duren: esto solo dura una temporada.
  • Cuánta leche puedas extraerte (o cuánto goteas) no es una muestra de cuánta leche tienes. Nunca pude extraerme más de 30 mililitros y mis dos niños sobrevivieron con lactancia exclusiva. Conclusión: tenía leche.
  • Permitir que tu bebé se duerma en el pecho es normal. La madre y el bebé segregan la hormona oxitocina mientras lactan y esta les relaja de manera natural e induce el sueño. La naturaleza es maravillosa.
  • Amamantar a demanda no es un mal hábito. Es natural. Durante el día y la noche, ofrecer el pecho a cada pequeño gruñidito es bueno y es una respuesta normal. Todos los niños duermen la noche entera algún día y dejan atrás su necesidad por el pecho.
  • La leche materna es oro líquido: alimento y anticuerpos poblando los intestinos de tu pequeño con bacterias beneficiosas, proveyendo células madre…
  • Estamos destinadas a amamantar. Aunque es natural, también es una habilidad aprendida. Es normal tener dificultades y buscar ayuda para poder continuar. Cada bebé y cada pecho es diferente. Confía en tu cuerpo, confía en tu corazón, confía en tu bebé.
2. Ten cuidado con lo que lees.

He leído muchos libros de maternidad en los últimos años. Ojalá no hubiera pasado la primera página de aquellos que me dijeron que mirase el reloj y que me robaron mi paz durante los tres primeros meses estresándome con los“malos hábitos”que estaba creando sin una rutina rígida. Sé que estos libros están equivocados, pero lo que leí aún merodea mi mente en mis momentos de duda…

3. Apoyo.

Durante los momentos de duda, necesitas apoyo. Encuentra gente con la que puedas reír y llorar. Amamantar a un bebé durante horas puede ser cansado, a veces solitario, y una gran responsabilidad. Al fin y al cabo, esta pequeña vida depende de lo que sale de tus pechos. Cuando estés exhausta, asustada o sola, necesitas que te recuerden que lo que estás haciendo es impresionante. Escuchar que los que te rodean están orgullosos de ti, que creen que eres una buena madre, puede quitarte mucho peso de encima. También es maravilloso tener mujeres a tu alrededor que han estado o están yendo por ese camino, que te entienden y te pueden sostener.

Y necesitas comida: mucha comida. La comida es amor, y ¡nunca lo es más que cuando se le da a una madre lactante! Así que dile a los que te quieren, ¡que te alimenten!

4. Determinación (y escucha selectiva o perdón).

Incluso el mejor círculo de apoyo te fallará a veces. Cuando tu marido está exhausto por un horario laboral castigador y se queja de que “todo lo que haces es sentarte ahí y dar de comer al bebé”, o tu madre cuestiona que tengas suficiente leche porque Juanito aún no duerme toda la noche, o alguien te dice que no deberías sentirte cansada—dando a entender una falta de aptitud o de voluntad. Cuando aquellos que hacen esos comentarios estén durmiendo y tú estés despierta en la noche, mirando a tu bebé y pensando en si un biberón de fórmula podría dejarte dormir toda la noche o si tienes derecho a sentirte cansada, entonces será tu determinación a amar y criar a tu bebé lo que te hará seguir.

5. Amamantar es difícil, la sociedad occidental lo hace aún más.

Maternar es físicamente exhaustivo y puede ser emocionalmente agotador. Una madre es vulnerable, descubriendo sus pechos y abriendo su corazón a unas manitas y una boca que lo quieren todo (comida y bienestar) de ella en todo momento. Nuestra sociedad se opone a esta dependencia. Nos quiere funcionales a unas horas específicas, comiendo cuando es práctico. Nos hemos olvidado de lo que necesitan los bebés, de lo que hacen las madres, de para qué son los pechos. Puede que necesites ser valiente para luchar contra esta tendencia y continuar amamantando.

Gracias por querer amamantar a mi sobrino, por querer embarcarte en este viaje que lo es tanto para vosotros dos, como para las generaciones futuras.

Con amor,

Tu hermana Karem