
Amamantar a un prematuro tardío a los 45
Elvira Germaná, Madrid, España
Mis anteriores dos embarazos, partos y lactancias habían sido sencillos y puros. Estaba más que convencida de que con mi tercer bebé sería igual. Miraba mi barriga y me maravillaba del milagro de la vida y le contaba al bebé que tendría una mamá algo añosa, pero llena de amor. El 31 de octubre, noche de Halloween había quedado con unas amigas para salir a tomar algo. Mientras me ponía una peluca como único disfraz, sentí que empezaba a mojarme entera ¡¡¡había roto aguas!!! Y aún me faltaban cuatro semanas para llegar a la semana 40. Además las aguas, como mi peluca, no eran claritas, eran algo verdosas.
Estaba en casa con unos amigos, papá estaba fuera de Madrid. Mis amigos me llevaron al hospital, mientras yo llamaba a papá para avisarle que tenía que terminar su viaje de trabajo si no quería perderse como Héctor Ernesto viajaba hacia la vida extrauterina. En el hospital, efectivamente, me dijeron que mi pequeño se había hecho caquitas dentro de mí. Mi amiga Vero se quedó conmigo hasta que llegó papá al parecer más cansado que yo de tanto conducir. Afortunadamente, mi pequeño de 36 semanas nació luego de casi 9 horas y disfruté muchísimo el parto, salvo el expulsivo que fue muy intenso, tanto que pensé que no lo iba a soportar, pero al final, nació mi pequeño y su papi se despertó para recibirlo.
El pequeñín parecía dormir todo el día, incluso en medio de las tomas y a los tres días, ya en casa, noté que me dolía cuando se ponía en uno de los pezones. Pero bueno, ¿soy o no soy Monitora de LLL? Debería saber cómo despertarlo y cómo hacer para que abriera bien la boca y tomara leche suficiente. Pues sí, debía saberlo pero además, debía no perder la calma y la confianza, menos mal que de eso me sobra. Hice todo lo que le hubiera recomendado a una mamá. La posición reclinada fue una maravilla, pero también la de balón de rugby y tenerlo con poca ropa a ratos, para que esté un pelín más espabilado. También hacía “compresiones de pecho” cuando se dormía, para animarlo a tomar más leche.
[callout title=’Compresión del pecho ‘ text=’Esta técnica puede ayudar a que tu bebé succione activamente y obtenga más leche. 1. Sostén tu pecho con una mano—pulgar de un lado, dedos del otro, en forma de C. 2. Espera mientras tu bebé succiona de forma activa (ves que su mandíbula se mueve hasta cerca de la oreja). Cuando ya no esté tragando, comprime tu pecho con firmeza. Mantenlo comprimido hasta que el bebé deje de succionar activamente y entonces suelta el pecho. 3. Rota ligeramente tu mano y repite el paso 2 tantas veces como sea necesario en diferentes partes del pecho. Hazlo suavemente—esto no debería doler. Cuando las compresiones de pecho ya no hagan salir leche, puede que ayude cambiar de pecho. A veces necesitas cambiar de pecho varias veces durante una toma para lograr que la leche siga saliendo hasta que el bebé esté satisfecho.’ button_text=’Global Health Media ‘ button_link=’http://globalhealthmedia.org/portfolio-items/increasing-your-milk-supply/?portfolioID=10861’]
Durante estos primeros tiempos siempre tuve en mi mente y corazón a mis compañeras monitoras de LLL y a todas las mamás cuya sabiduría en lactancia se ha ido transmitiendo entre nosotras.¡¡Gracias mujeres por haberme ayudado tanto a disfrutar mi tercera lactancia sin mayores dificultades, la lactancia de mi precioso prematuro tardío!
Referencia
Eidelman, A. The challenge of breastfeeding the late preterm and the early-term infant Breastfeeding Medicine 2016 11(3): 99-99.