Identidad de género: papá transgénero

Identidad de género: papá transgénero

Categories: Breastfeeding Today, Español, Global Community

Trevor MacDonald, Winnipeg, Canadá
Traducido por Véronique Lesoinne, México

Identidad de género, amamantar a un bebé mayor, y buenos amigos

Apenas puedo creer que he amamantado a mi hijo durante 23 meses. No estaba seguro de si podría amamantar—durante mi embarazo, la mayoría de la gente me decía que no sería posible. Cuando mi hijo Jacob nació, me concentré en lograr una toma a la vez, y aquí nos tienen, celebrando dos años de compartir “nay-nay” [la palabra de Jacob para tomar pecho] y anhelando más.

Soy un padre transgénero y un hombre homosexual. Nací mujer pero transicioné a hombre a los veintipocos tomando testosterona y sometiéndome a una cirugía para modificar el contorno de mi pecho a uno masculino. Estos cambios me hicieron sentirme a gusto conmigo mismo y suficientemente feliz como para acomodarme en una relación amorosa con mi pareja, Ian. Cuando decidimos tener una familia, consultamos con mis médicos, quienes pensaban que podía embarazarme de forma segura después de dejar de tomar mi tratamiento de testosterona.

Durante mi embarazo, supe por Meran, una amiga mía y líder de LLL, cuáles eran las posibilidades de amamantar después de una cirugía de reducción de pecho y cómo usar un suplementador. Mi cirugía había sido mucho más extensa que una cirugía de reducción de pecho de una mujer. Aún así, soy capaz de producir una pequeña cantidad de leche. Tuve un parto saludable en casa, y con algo de ayuda directa de una partera y de Meran, fue posible que mi bebé, Jacob, se prendiera de mí. El suplementador me permitió proveer todas las tomas de Jacob en mi propio pecho. Todavía lo usamos bastante ahora, amamantando varias veces durante la noche y frecuentemente durante el día.

Hay algunos aspectos de ser un padre en periodo de lactancia que son únicos—el agarre y la producción de leche fueron retos mayores debido a mi cirugía, y amamantar en público siempre es una aventura. Recientemente, mi hijo y yo asistimos a un festival de invierno muy concurrido. El pobre Jacob se cansó y necesitaba desesperadamente tomar pecho, así que lo complací, pero (y lo digo literalmente, vivo en Winnipeg, Canadá) el único lugar no congelado para amamantar era dentro de la tienda de recuerdos, que tenía calefacción, directamente sobre el piso de lámina, entre los vendedores. No hubiera podido amamantar en un baño, aún si hubiera querido hacerlo (¡ni pensarlo!) porque el festival tenía solamente letrinas portátiles exteriores. Casi de inmediato, una asistente al festival se me acercó y dijo, “Ya que está haciendo esto tan abiertamente, le tengo que preguntar: ¿Es Usted homosexual? ¿Tiene una esposa? ¿Qué es esa cosa que está usando?”. Señaló al suplementador.

Quería aclararle que, en realidad, yo no era parte de la exhibición, sino que estaba cuidando de mi hijo de la forma en que me necesitaba. Expliqué cómo el suplementador funciona, pero, a decir verdad, solamente quería evitar sus preguntas personales. Insistió, preguntándome “Pero ¿por qué es tan importante para un padre amamantar? ¿Por qué hacer esto?”.

Le pregunté si había amamantado a sus propios hijos. Dijo que sí, que, de hecho, había amamantado al segundo hasta la edad de dos años. Le dije que pensaba que eso era maravilloso, y entonces pregunté “¿Porqué fue importante para Usted amamantar?”.

Creo que entendió mi punto: desde el punto de vista del bebé, tomar pecho es tomar pecho. Cuando mi hijo nació, no le importó si tenía un papá transgénero, pero ¡ quería tomar pecho! Sabía lo que necesitaba en ese entonces, y todavía lo sabe.

Recientemente, Jacob tuvo una convulsión febril espantosa (aunque inofensiva, según nos enteramos más tarde). Tomamos una ambulancia para llevarlo a que lo examinaran en el hospital. Estaba asustado por la convulsión e inseguro en cuanto a los aparatos médicos a su alrededor. Lo único que mi hombrecito quería era tomar pecho. Dudé al principio. Me sentía extraño por amamantar en frente de varios miembros del personal médico que tomaban su temperatura y monitoreaban sus niveles de oxígeno, pero no podía decirle que no a mi pequeño hijo, que sollozaba desesperado. Él necesitaba amamantar. Lo hicimos ininterrumpidamente por la siguiente hora y media, frente a tres paramédicos, dos enfermeras, y numerosos otros miembros del personal del hospital, afortunadamente sin provocar pregunta o comentario alguno. Cuando todo se acabó, mi pareja, Ian, me dijo: “¡No sé cómo lo hubiéramos hecho sin nay-nay!”.

Además de disfrutar las múltiples recompensas de nuestra relación de lactancia, nos enfrentamos a algunos de los mismos problemas que cualquier díada amamantando pueda enfrentar. El juguetear con el pezón, famoso como la pesadilla de casi todas las madres con un lactante de más de seis meses, fue hace poco el objeto de una llamada plena de lágrimas a mi buena amiga y líder de LLL, Melissa Kent. Ese día, habíamos llegado a un callejón sin salida: yo rehusaba dejar a Jacob pellizcar mi pezón, y él parecía creer que juguetear con el pezón era una parte esencial de tomar pecho.

“Temo que hacerlo dejar de juguetear lo lleve a una huelga de lactancia”, le dije llorando a Melissa, “no quiero que se destete todavía”.

“¡No se va a destetar por esto! Le gusta demasiado tomar pecho”, dijo Melissa. “Es suficientemente grande para entender lo que le estás diciendo. Tal vez no le guste, pero puede entender. Esto le ha pasado a todas las que han amamantado a un niño mayorcito. Recuerdo que esta edad fue particularmente difícil con mi propia hija. ¡El juguetear con el pezón me volvía loca! Le recordaba constantemente que no lo hiciera”.

Tal como Melissa lo predijo, Jacob aceptó el límite en el cual yo insistía y no abandonó su “nay-nay”. Todavía me desafía a diario; es un bebé mayor, a fin de cuentas. Para mí, tener a un(a) p/madre experimentado/a en lactancia a quien podía acudir ha sido esencial, desde el embarazo hasta el día de hoy. Mi conversación personal con Melissa tuvo un valor incalculable, y desde entonces me he dado cuenta de que aprender cómo amamantar a un recién nacido puede gradualmente transformarse en aprender cómo educar a un bebé mayor a través de la lactancia—ambas habilidades que son mucho más fáciles de adquirir con la presencia de una comunidad que ofrece apoyo.

El libro de Trevor, Where’s The Mother? [¿Dónde está la madre?] se publicó en mayo de 2016.

Marian Tompson, una de las siete Fundadoras de La Leche League International, comentó lo siguiente sobre el libro:

“¿Se siente incómoda con la idea de un hombre transgénero amamantando a un bebé y después certificándose como Líder de LLL?

O ¿está solamente curiosa en cuanto a por qué alguien se pondría a si mismo en esta situación? Querrá leer, ‘Where’s The Mother?’ por Trevor MacDonald.

Mezclando los hechos con los sentimientos que han sido parte de su travesía, MacDonald le ayudará a entender mejor una revolución que está ocurriendo, a medida que las personas transgénero reciben el apoyo que necesitan para ser fieles a su verdadera identidad de género.”

Trevor escribió esta historia en el 2013. Puede leer más sobre sus avances en su travesía de lactancia y paternidad en su blog.

Para más información sobre lactancia después de una cirugía de reducción de pecho, vea Defining Your Own Success: Breastfeeding After Breast Reduction Surgery [Definir Su Propio Éxito: Amamantar Después de una Cirugía de Reducción de Pecho], por Diana West (La Leche League International, 2001).
Un mensaje de Diana West, 25 de mayo de 2016

¡Muchísimas felicidades, Trevor, por tu acreditación como Líder de LLL! Tu espíritu dulce, tu pasión por la lactancia, y tu dedicación a los valores de LLL ayudarán a las l@s p/madres que amamantan en todo el mundo. ¡Es un gran honor ser tu compañera Líder!logo

Diana West, IBCLC, co-autora de Sweet Sleep [Dulces Sueños] y la 8ª edición de El Arte Femenino de Amamantar.