El poder del espíritu de voluntariado

El poder del espíritu de voluntariado

Categories: Breastfeeding Today, Español

De voluntaria local a renombrada presidenta de una organización internacional de lactancia: una sesión especial de preguntas y respuestas con Marian Tompson
POR KAREN WILLIAMSON, GERENTE EDITORIAL DE BT

Traducción: Pedro Bernal Duque

(Versión en inglés: The Power of Volunteer Spirit)

Un volcán de energía con una memoria extraordinaria, Marian Tompson es verdaderamente «afilada como una tachuela» —justo como su amiga Cecily Harkins, presidenta de la Junta Directiva de LLLI, me dijo que sería—. A medida que Marian y yo nos comunicamos a través de nuestras computadoras, a varios estados de distancia, sus cálidos recuerdos de haber atendido familias con la Liga de La Leche son tan vívidos y animados como si hubieran ocurrido ayer. Claramente, ¡esta no es una típica mujer de ochenta y nueve años!

Y ahora el secreto: ¡Marian estará celebrando su cumpleaños número 90 este 5 de diciembre! Y está muy agradecida por haber descubierto temprano su pasión por ayudar a las familias lactantes, cuando era una joven madre amamantando a sus propios hijos.

Su historia de veinticuatro años como la primera presidenta de la Liga de La Leche puede sonar glamorosa, con todos los vuelos a países extranjeros para hablar en nombre de la organización. Pero fue solo durante una parte de ese tiempo que recibió un salario de la Liga de La Leche Internacional. Necesitando ingresos tras la muerte de su esposo, empezó a recibir honorarios por sus charlas en conferencias regionales.

Así, durante su historia de sesenta y tres años con la Liga de La Leche, Marian ha sido principalmente una voluntaria. Por eso, en honor del Día Internacional del Voluntariado —que también resulta ser el 5 de diciembre— nos pareció apropiado hablar con ella sobre las razones por las que decidió ofrecer su tiempo tan generosamente para apoyar familias lactantes.

¿Cuál es tu mejor recuerdo de cuando fuiste voluntaria para la Liga de La Leche?

Marian: Las maravillosas amigas que llegaron a mi vida. Éramos todas madres con el mismo objetivo: hacer lo mejor por nuestros hijos. Yo siempre decía que la Liga de La Leche era como un imán industrial gigante que va alrededor del planeta y atrae gente de ideas afines que nunca hubieras tenido la oportunidad de conocer de otra manera, gente que nutre y apoya lo que estás haciendo. Estábamos haciendo resonar un anhelo profundamente arraigado en las madres que querían amamantar a sus bebés. Muchas de estas personas todavía son mis amigas en Facebook, y no las hubiera conocido de otra manera.

En tu biografía, Passionate Journey, hablas de la influencia de tu madre en tu vida. ¿Dirías que la forma en que cuidó a tu abuela, durante su artritis debilitante, influyó en tu pasión por ayudar a otros?

Si lo hizo, no me dí cuenta, pero mi madre era una persona muy entregada. Siempre estaba ahí para cualquiera que necesitara ayuda.

Nací en una época en la que a las mujeres se les decía que solo alimentaran a sus bebés cada cuatro horas y solo los alzaran cada cuatro horas. Mi abuela, que vino de Italia del norte, le dijo a mi mamá: «¡No se debería dejar que los bebés lloren! Deberían cargarlos y ya». Y mi mamá hizo eso. Así que el principio de mi vida fue muy diferente.

Recuerdo que una de las mejores amigas de mi madre contaba que se paraba junto a la cuna, donde estaba su bebé, llorando, mientras ella también lloraba y miraba constantemente el reloj, esperando que ese periodo de cuatro horas acabara para poder cargar al bebé. ¡Qué tan terrible!

¡Eso es tan triste! ¿Puedes explicarme, estaba más arraigado en la cultura histórica de Italia alzar a los bebés que lloran que en los Estados Unidos?

Así era mi abuela. Ella también era una persona generosa. Mi madre me contaba de gente sin hogar, que en su época viajaba de un pueblo a otro. Iban a las puertas de las personas y pedían algo de comer o una limosna. Y mi abuela decía: «Nunca permitas que nadie deje tu puerta sin comida. Quien sea que venga a la puerta de uno, siempre se les da algo de comer». Así era su corazón. Me llamaron como mi abuela, solo que su nombre se escribe un poco diferente, Marianne.

Por tanto, vine de un ambiente de mujeres generosas a las que verdaderamente les importaban las personas en sus vidas.

Les importaban sus vecinos, no solo sus propias familias.

Sí, cuando mis padres compraron su primera casa, cuando yo estaba en la escuela secundaria, ¡teníamos vecinos que dijeron que no se habían conocido hasta que mi madre se mudó al vecindario! Ella organizaba visitas los viernes por la noche en nuestra casa. Y uno de los vecinos tocaba el piano, la gente se reunía y todos cantaban y hablaban. Ella juntaba a la gente, eso es lo que hacía, y supongo que eso me influenció de manera subconsciente.

Después de decidir hacer algo respecto a las mujeres que no estaban recibiendo la ayuda que necesitaban en lactancia, supe que reunir a las personas, como mi mamá lo hacía, era la clave. Me di cuenta en el picnic de la iglesia, en los suburbios de Chicago, que otras mujeres aparte de mí no habían recibido el apoyo en lactancia que necesitaban de sus doctores. En esos días, uno no sabía automáticamente quién amamantaba. Nadie lo hacía en la iglesia o en otros lugares públicos. Por suerte, conocía a otras dos mujeres lactantes, Mary White y Edwina Froehlich. Entonces, me dirigí a ellas y les dije: «Quiero hacer algo para apoyar a las madres que desean amamantar. ¿Quieren ayudarme?» E inmediatamente dijeron: «¡Sí!».

Luego invitaron a otras de sus amigas lactantes a unirse: Betty Wagner, Mary Ann Cahill, Viola Lennon y la cuñada de Mary White, Mary Ann Kerwin. En el transcurso de unos pocos días, éramos ya siete mujeres. No porque planeáramos tener un cierto número; solo pasó.

Siete mujeres, hmm. Y, si recuerdo correctamente, ¿tienes siete hijos?

¡Sí, tengo siete hijos!

(Risas) ¡La ironía de todo esto! Marian, ¿te considerarías una rebelde? ¿Y cómo te ayudó ese pequeño lado rebelde a ser una buena voluntaria?

Para nada. La verdad me veía como una introvertida tímida. En realidad lo era. Pero cuando tenía una meta o quería algo, hacía todo lo que fuera necesario para lograrlo.

En el libro LLLove Story, Betty Wagner cuenta cómo me conoció durante mi primera oportunidad para votar en unas elecciones en 1952. Yo tenía niñas de uno y dos años y estaba embarazada. Como jueza electoral, Betty buscó mi nombre y me dijo que no estaba registrada para votar. Dije que sí lo estaba y pregunté que si por favor podían consultarlo. No tenían un teléfono allí en ese entonces, por supuesto, así que tuvo que conseguir a alguien más que pudiera telefonear al centro de la ciudad. Muchas llamadas después, se dieron cuenta de que de hecho sí estaba registrada para votar. Ella estaba impresionada porque durante esas horas me senté allí con dos chiquillas, determinada a votar. Años después, Betty regresó a mi vida cuando se volvió una de las fundadoras de la Liga de La Leche y una amiga.

Así que sí tengo una cierta capacidad de perseverancia. Cuando necesito información o quiero ayudar a alguien con algo, no dejo que nada se interponga en mi camino. Por suerte, no tuve que perseguir mis sueños yo sola; tenía a mis amigas ayudándome. Y para nuestra sorpresa, durante el año que siguió a nuestra primera reunión de la LLL, tres asistentes preguntaron cómo podían empezar un grupo similar en Chicago. Esto no era parte de nuestro plan original, pero, para 1960 —cuatro años después—, había grupos de la Liga de La Leche en dieciséis localidades, y nuestro primer grupo fuera de los EUA empezó en Quebec, Canadá. Artículos sobre nuestro trabajo aparecían en periódicos y revistas e hicieron que llegara un montón de correspondencia de mujeres que necesitaban ayuda. Muchas estaban interesadas en empezar un grupo local. ¡Estaban haciendo nuestro trabajo por nosotras! Para satisfacer la demanda ofrecimos un boletín informativo, escribimos lo que llamábamos un «manual» —El arte femenino de amamantar— y más, cuando surgía alguna otra necesidad.

Si recuerdo correctamente, tu papá era un poco rebelde también. Insistió en estar en la sala de parto para tu nacimiento, incluso cuando no era la norma del hospital en ese entonces. ¡Qué bien por tu papá!

Sí. Él normalmente nunca alzaba la voz, así que haber insistido fue totalmente inusual. ero mi madre había tenido un aborto espontáneo con su primer bebé a los cinco meses. Estaba lavando las ventanas, y cuando fue a tirar de una, sintió un dolor agudo y perdió el bebé. Mi papá sabía qué tan devastada estaba por eso.

Inmediatamente después quedó embarazada de mí. Cuando mis padres estaban en el hospital y el personal tenía a mi madre en una camilla lista para llevarla a la sala de parto, mi papá —tan inusual para él— se paró en frente de la camilla. Dijo: «¡No la van a llevar a la sala de parto a menos de que yo vaya con ella!». El personal estaba sorprendido. Mi madre no me vio nacer porque, en esa época, ponían un aparato en forma de cono llamado cono de éter sobre la cabeza de la madre durante la última contracción. Pero, por haber insistido, ¡mi papá me vio nacer!

¿Y luego tu esposo Tom también luchó contra las normas del hospital?

Sí, cuando se hizo de noche mientras yo estaba en trabajo de parto con nuestro primer hijo, la enfermera le dijo que se fuera a casa. Una vez llegó, pensó: «¿Qué estoy haciendo aquí? ¡Ella me necesita!» Pero, cuando volvió, de todas formas no se le permitió entrar a mi cuarto y tuvo que quedarse en la sala de espera de padres. Fue lo más horrible de mi vida verlo por la ventana, alejándose del hospital.

¿Dirías que las experiencias de tu papá y tu esposo en el ala de maternidad del hospital impactaron tu deseo de cambiar las normas de los hospitales sobre el parto?

La solución para mí fue dar a luz a nuestros últimos cuatro hijos en casa. Pero fueron en realidad los papás de la Liga de La Leche los que hicieron que se cambiaran las normas de los hospitales en Illinois sobre estar en la sala de parto. Lo hicieron usando tácticas como esposarse a la camilla en el hospital, para poder entrar a la sala.

¿En serio? ¿Se encadenaban a las camas de hospital?

¡Sí! ¡Las parejas pueden ser tan importantes! Tom probablemente lo hubiera hecho también si se le hubiera ocurrido cuando estaba en el hospital, años antes. Fui bendecida no solo porque mi papá insistió durante mi nacimiento, sino también por mi esposo que luego estuvo conmigo. No puedo imaginarme un marido que me pudiera apoyar más de lo que él lo hizo. Cuando viajaba y trabajaba de voluntaria con la Liga de La Leche, llamaba solo una vez a casa porque eso era todo lo que podíamos pagar, y él decía: «No te preocupes. Todo está bien». Me di cuenta luego de que la casa podía estar incendiándose y él seguiría diciendo: «No te preocupes. Pásala bien», porque sabía que no había nada que yo pudiera hacer desde donde estaba. Y no quería que nada me preocupara. Sabía lo importante que era  transmitirles información sobre lactancia a otras familias.

Marian y sus hijos se reúnen alrededor de la mesa para disfrutar una comida juntos.

Ese apoyo amoroso te permitió ser una voluntaria feliz y eficaz.

Sí. Él nunca dijo: «¡¿Te estás yendo otra vez y me dejas con todos estos niños?!». Nuestra familia tenía un mapa del mundo en el comedor y teníamos alfileres en los diferentes lugares a los que yo iba para las conferencias regionales de la Liga de La Leche y los seminarios anuales de lactancia que organizábamos para los médicos. Un año, en el Día de la Madre, estaba volando de vuelta a casa después de una reunión, al Aeropuerto O’Hare de Chicago, y de ahí iba a tomar otro vuelo para ir a otra reunión. Tom me recibió en la sala del aeropuerto con tarjetas del Día de la Madre que cada uno de los niños había hecho para mí. Me dieron las cartas allí para que las tuviera antes de que partiera en este otro viaje. En realidad siento que Tom era único en el mundo, un verdadero compañero, y me permitió hacer lo que tenía que hacer.

¿Qué le dirías a alguien que esté considerando volverse una voluntaria de la Liga de La Leche?

Hacer cosas para otras personas te da un sentimiento maravilloso. Te sientes realizada por estar haciendo algo importante. La gente sonreirá, estará agradecida, dirá: «Eso es exactamente lo que necesitaba escuchar». También te hará sentir mejor contigo misma. Siento que venimos a este mundo con un propósito y quizás ese propósito sea compartir con otra persona tus habilidades de traducción o recaudación de fondos; tus destrezas interpersonales, administrativas o de diseño de sitios web, o tu conocimiento sobre lactancia. Hay muchas formas distintas de ayudar. El voluntariado también te enseña cosas que nunca podrías aprender de otra manera. Muchas personas han conseguido trabajos como resultado de esas habilidades, incluyendo algunas que se volvieron asesoras de lactancia u organizadoras de conferencias.

Tomarse el tiempo de hablarlo con una pareja o un buen amigo puede ayudarte a decidir si el voluntariado es la opción correcta para ti. Si tienes pareja, es importante asegurarse de que estén en la misma línea, y que uno de ustedes no esté haciendo demasiado. Por ejemplo, esto puede ayudarte a darte cuenta de que, quizás, en este momento en particular en la vida de tu familia no es el tiempo adecuado, pero tal vez luego lo será.

Cuando ayudas a alguien más, eso enriquece tu vida como muy pocas cosas lo hacen. Sé que fue así para mí.

CINCO DATOS CURIOSOS SOBRE MARIAN

1. Aprecia el arte de ir más despacio para «pasearse», ¡y hace videos de YouTube sobre eso!

Compruébalo en https://www.youtube.com/watch?v=RI6x9TLsp9s&t=4s. También, asegúrate de ver más para conocer otros pensamientos sobre su vida como una mujer de noventa años, próximamente en YouTube.

2. La búsqueda de una motocicleta la llevó al verdadero amor.

A la edad de dieciséis, Marian fue con su hermana a ver una motocicleta que estaba a la venta calle abajo. Marian quería ayudar a un amigo interesado en comprar una. La motocicleta resultó ser de un tipo llamado Tom, que luego se convertiría en el esposo de Marian.

Ese día, «Tom y su amigo Ken estaban intentando construir una piscina en su patio,dice Marian, y Tom salió del suelo cubierto de lodo. Tom luego me dijo que en ese entonces decidió que, cuando yo fuera lo suficientemente mayor, se casaría conmigo. Y, después de que me gradué, él estaba allí, listo para cortejarme».

3. Ayudó a empezar no una, sino dos organizaciones sin ánimo de lucro.

Además de ayudar a fundar la Liga de La Leche, también fundó la organización sin ánimo de lucro AnotherLook, enfocada en la lactancia y el VIH/SIDA, que lideró de 2001 a 2011. Marian me contó que los esfuerzos de AnotherLook para adelantar los estudios sobre este tema inspiraron a UNICEF a cambiar su norma de nunca amamantar con VIH o SIDA, a amamantar si se cumplen ciertos criterios.

Aunque AnotherLook ya no existe, Marian mantiene el sitio web antiguo como un valioso recurso sobre el tema. Lo pueden visitar en http://www.anotherlook.org/index.php.

4. Pudo haber sido una famosa bailarina de ballet en vez de una famosa pionera de la lactancia materna.

Marian dejó de viajar con el ballet para empezar una familia porque quería formar un hogar y porque estaba perdidamente enamorada de un esposo mayor que ella, y quería profundamente cumplirle su deseo de tener hijos durante sus mejores años fértiles.

5. Hay cuatro libros que cuentan la historia de la vida de Marian.

  • The LLLove Story de Kaye Lowman. La Leche League International. Schaumburg, Illinois, EUA. 1978.
  • Seven Voices One Dream de Mary Ann Cahill. La Leche League International. Schaumburg, Illinois, EUA. 2001.
  • The Revolutionaries Wore Pearls de Kaye Lowman. La Leche League International. Schaumburg, Illinois, EUA. 2007.
  • Su autobiografía: Passionate Journey: My Unexpected Life de Marian Leonard Tompson con Melissa Clark Vickers. Hale Publishing. Amarillo, Texas, EUA. 2011.

Feliz cumpleaños 90, Marian. ¡Gracias por darnos tu tiempo tan generosamente durante los últimos sesenta y tres años para apoyar y educar familias lactantes! Todo un mundo de familias saludables está agradecido contigo por tu decisión de ayudar a empezar y hacer crecer la Liga de La Leche.

 

Un saludo especial a las voluntarias de la Liga de La Leche en todo el mundo.
Este año celebramos el Día Internacional del Voluntariado el 5 de diciembre, y nosotras en la Liga de La Leche Internacional estamos muy agradecidas por todas las maravillosas Líderes y voluntarias de la Liga de La Leche que apoyan y alientan a las familias lactantes. Sea traduciendo publicaciones a otros lenguajes, diseñando páginas webs para los grupos, dándoles la bienvenida a los padres en las reuniones, poniendo avisos sobre grupos de la Liga de La Leche en tablones de anuncios, o compartiendo sus valiosos aportes en los comités. ¡Gracias por dar de su tiempo y sus talentos para hacer de este mundo un lugar más saludable y feliz!

Fotografía principal en la parte superior: Julie Kaplan Photography Ltd. www.juliekaplanphoto.com